domingo, 27 de abril de 2008

Perfil del Animador Misionero.Tercer Congreso Americano Misionero

Pablo, en sus exhortaciones a los miembros de la comunidad cristiana, usa una palabra que es todo
un programa de vida y de acción:
“SER HOMBRE NUEVO”Lo aclara diciendo que:
- El que está en Cristo es una nueva criatura.
- Es preciso destruir, con la fuerza del Espíritu, al “hombre viejo” que se anida dentro de cada
creyente y se opone a lo nuevo.
- El “ hombre nuevo” es Cristo.
- Para serlo es preciso nacer y crecer hasta alcanzar la
estatura de Cristo.
El Espíritu Santo es el gran artista que, sobre el modelo de
Cristo, ha de forjar en cada creyente, a un hijo de Dios, a un hermano
de Cristo Jesús, al hombre nuevo, a un pregonero del Evangelio,
a un apóstol. Es una gran tarea que exige docilidad, paciencia,
entusiasmo, constancia.
1- TENER LOS OJOS PUESTOS EN CRISTO
Viajaban en el mismo tren un comerciante y un poeta. Los dos
contemplaban el mismo paisaje, y parecían gozar de lo que la
naturaleza les ofrecía a cada vuelta del recorrido.
El poeta, embelesado por el espectáculo de un valle hermoso,
exclama: ¡Fantástico paisaje! Mire qué variedad de colores, qué
árboles imponentes en este paraíso terrenal! ¡Qué sonidos y qué
encanto tienen esos pájaros que le cantan agradecidos al Creador!
“Yo no miro más que vacas, puercos y chivos –objeta fríamente
el comerciante– esos animales me interesan y podría sacar
60 buenas ganancias con ellos”.
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CURSO PARA LA FORMACION DE ANIMADORES MISIONEROS
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TEMA:
Viene al caso el dicho de Jesús: “Donde está tu tesoro allí está tu corazón”. Pensando en un animador
misionero ¿Cómo podríamos presentarlo? Como un discípulo que tiene su mirada en Jesús y lo
imita en lo que más le llama la atención. En Jesús habita la plenitud de la divinidad; Él es el modelo
perfecto de todas las virtudes. El discípulo es un ser limitado, trata de seguirle atraído por alguna de
las múltiples facetas del Maestro.
La espiritualidad es, precisamente, el enfoque
con el cual un discípulo mira a Jesús. Uno es atraído
por su bondad, otro por la calidad de su enseñanza,
otro más por su capacidad de servir, por su predilección
por los niños, etc.
El animador misionero mira a Jesús como al
“enviado del Padre”, para dar al mundo la Buena
Nueva de su amor. Le interesan todos los aspectos,
pero le atrae de forma irresistible, le fascina, su faceta
de evangelizador. De la admiración brota, como
don del Espíritu, el carisma, es decir, el deseo y la
capacidad de hablar de Jesús a los que no lo conocen.
Nace el compromiso de la misión. Por eso
decimos que el animador misionero es:
1.1- Un cristiano
Es decir un discípulo de Cristo, uno de
sus seguidores. Todo cristiano, en virtud del bautismo y de la confirmación, es misionero, es enviado
para dar testimonio de Cristo, y anunciarlo a los que no lo conocen. No seria un verdadero discípulo,
si se avergonzara de Cristo y no hablara de Él, a quienes lo rodean.
1.2 - Un cristiano comprometido
Es decir uno que ha tomado como tarea específica en la comunidad eclesial de seguir a Jesús, animando
a los demás en el aspecto evangelizador. En la comunidad hay muchas actividades. El animador
toma la misión con decisión y entrega. La vive intensamente y la transmite a los demás.
1. 3 - Un apasionado servidor del Reino de Dios
Jesús aparece en los evangelios como un hombre profundamente unificado en torno a una idea central:
el Padre, el Reino. Sus energías volitivas, intelectuales y afectivas están polarizadas alrededor de
un interés vital: El Reino.
Una persona es grande cuando tiene una gran idea-fuerza y se deja envolver por ella. Jesús esta enamorado
de ella, apasionado, y, en torno a ella, consigue englobar todos sus intereses y energías. El centro
unificador de la vida de Jesús es la misión, es decir, la causa del Reino. 61
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CAM 3 • Tercer Congreso Americano Misionero
La lúcida pasión de Jesús por el Reino está sustentada por profundas actitudes interiores, entre ellas,
la radicalidad y la fidelidad. Desde el día en que, a orillas del lago, siente que es llamado, ya no se pertenece.
Es como si estuviera devorado por la misión. Expresa su fidelidad suprema a través de la cruz.
El animador misionero siente la pasión por el Reino e imita al Maestro, haciéndose disponible y
donándose, sin reservas, a promover el amor y la ayuda a la misión.
1. 4 - Es el amigo del Esposo
Juan Bautista, a quienes le preguntaban ¿quién era?, respondía “una voz que prepara el camino”, “el
amigo del esposo”, que se interesa y se alegra en preparar las bodas eternas del Hijo de Dios con la
Humanidad. “Ustedes son mis amigos” decía Jesús a sus elegidos. El animador debe ser un verdadero
amigo, que vive y trabaja para dar a conocer al que ama, a cuantas más personas pueda.
El amigo se goza en corresponder y en vivir la amistad. Dedica tiempo a estar con el Amigo, para
luego hablar de Él a otros, con verdadero conocimiento y auténtica entrega.
Del amigo aprecia, sobre todo, la Palabra. La escucha con agrado, la profundiza, la hace vida, la
comunica con ardor. Desea ser un “especialista de la Palabra” y repite en sus adentros con el Profeta
Jeremías:
“Cuando encuentro una Palabra tuya, la devoro. Porque tu Palabra es mi gozo y la alegría de mi
corazón” (Jer 15, 16).
No importan los problemas que pueda acarrear la Palabra. Está dispuesto a gastar tiempo y a sufrir
para llenarse de la Palabra y transmitirla a otros. Enamorado de la Palabra procura contagiar a otros de
su mismo amor.
El animador encuentra a Jesús en la Eucaristía. Le dedica tiempo, lo recibe y pasa largos ratos, a
solas, con Él, en la oración y contemplación. Hay que llenarse de Jesús para poderlo comunicar a otros.
No deja escapar ocasión alguna para gustar de su amor y hacerlo saborear a los demás.
El animador es el discípulo de Jesús que da “razón de su esperanza” y anuncia con su testimonio de
vida la Buena Nueva. Es el discípulo que escucha, aprende y anuncia.
2 - HIJO AMANTE DE LA IGLESIA
El amigo de Jesús ama también a su esposa: la Iglesia. Jesús hoy vive, se hace presente y actúa en y
a través de la Iglesia. No se escandaliza por las arrugas que pueda encontrar en su Madre, la Iglesia.
Sufre por las debilidades de los hombres y mujeres de Iglesia, y lucha, con su vida, y con su ministerio,
por hacer resplandecer de santidad el rostro de la Iglesia. Sabe muy bien que la Iglesia, divina
y humana a la vez, necesita ser evangelizada para poder evangelizar, porque es santa y también peca-
62 dora.
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El animador misionero no ignora que la Iglesia es sacerdotal y jerárquica. Respeta a los sacerdotes
y colabora con ellos para la edificación de la Iglesia, templo vivo del Espíritu Santo. Dios quiso necesitar
de todos para la difusión del Evangelio.
El animador empieza por su propia casa, por su familia, pequeña Iglesia doméstica. Pone particular
empeño para que los suyos vivan los valores de la misión y los comuniquen a los que los rodean.
Los hijos e hijas que se eduquen en un ambiente empapado de oración, animado por la participación
activa en las obras parroquiales, y proyectado hacia la misión, constituye el ambiente propicio para las
vocaciones misioneras.
3 - TRES MODOS DE SER MISIONEROS
El magisterio, en sus enseñanzas oficiales, ha repetido, hasta el cansancio, que la Iglesia es misionera.
Es su nota fundamental, su identidad. También ha dicho que lo es cada uno de sus componentes,
en fuerza del bautismo, que lo incorpora ha Cristo, de quien recibe la savia vital para la santidad y para
la misión. Hoy uno es misionero por la:
3. 1- Presencia
Sé presencia misionera allí donde estás. Es verdad que
de entre la multitud de sus discípulos, Jesús elige algunos
para que, dejándolo todo, se hagan disponibles y vayan a
otros pueblos y culturas, para ser testigos y pregoneros del
Evangelio. A todos les pide que florezcan donde se encuentran:
en la casa, en la oficina, en el taller, en la comunidad,
en el comercio....
Estás unido a Jesús y puedes prolongar la obra de Jesús
con tu modo de ser y sobre todo con tu oración. La oración
es una palanca poderosa, que hace caer los muros de Jericó
y puede romper las barreras de los corazones, para que se
abran a recibir la palabra que salva.
3. 2 - Epifanía - Imagen
Dicen los entendidos que estamos en la época de la imagen. Nos rodean un sinfín de imágenes: de
santos en la Iglesia, de artistas en las carteleras y en la calle, de políticos, de atletas etc. La imagen nos
impresiona y nos cautiva.
Tú puedes ser una imagen de la misión, como Francisco de Asís lo fue de la pobreza, Teresa del
Niño Jesús de la misión, Juan XXIII de la bondad... Serás imagen de Jesús misionero, amando lo que
Él amó: el Reino, y trabajando con todos tus medios por difundirlo. Si te calienta el sol de la misión,
lo manifestarás con tu creatividad e iniciativas. Los demás lo notarán y te seguirán, porque el amor es
contagioso y se le nota a uno. 63
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3. 3 - Proclamación
Los apóstoles, acosados por las amenazas de los miembros del Sanedrín, respondieron a una diciendo:
No podemos callar. Dios nos manda hablar de Jesús, ustedes lo prohíben; digamos ¿a quién debemos
obedecer?
Una cosa es cierta: que Dios nos manda hablar de Jesús a todos. Esta es precisamente la misión.
Para esto nos ha llamado y enviado. Desde luego, debe guiarnos la prudencia, pero no debemos dejarnos
atrapar en las redes de la cobardía. Los Hechos de los Apóstoles precisan que los discípulos actuaban
con “parresía”. Es una palabra griega que significa: valentía, franqueza, lealtad... Es la virtud que
da el Espíritu Santo, para anunciar a Cristo en situaciones difíciles y peligrosas. Oración, sacrificio y
anuncio valiente son el trípode de nuestro actuar misionero, allí donde Dios nos ha plantado