domingo, 31 de agosto de 2008

Jeremías 20,7-9.

¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has
prevalecido! Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí.
Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: "Violencia, devastación!".
Porque la palabra del Señor es para mí oprobio y afrenta todo el día.
Entonces dije: "No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre". Pero
había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me
esforzaba por contenerlo, pero no podía.

Párrafo de la encíclica DEUS CARITAS EST.

La devoción de los fieles muestra al mismo tiempo la intuición infalible de cómo es posible este amor: se alcanza merced a la unión más íntima con Dios, en virtud de la cual se está embargado totalmente de Él, una condición que permite a quien ha bebido en el manantial del amor de Dios convertirse a sí mismo en un manantial « del que manarán torrentes de agua viva » (Jn 7, 38). María, la Virgen, la Madre, nos enseña qué es el amor y dónde tiene su origen, su fuerza siempre nueva. A ella confiamos la Iglesia, su misión al servicio del amor:


COMENTARIO:EL AMOR DE DIOS ES TAN GRANDE QUE NOS ENAMORA, Y SOLO ASI ENAMORADOS DEL SEÑOR PODEMOS SER SUS DISCIPULOS, PODEMOS SEGUIRLO, PODEMOS PROCLAMAR SU PALABRA.COMO DICE EL PÁRRAFO ANTERIOR
una condición que permite a quien ha bebido en el manantial del amor de Dios convertirse a sí mismo en un manantial « del que manarán torrentes de agua viva » (Jn 7, 38).
SOLO ÉL QUE HA BEBIDO DEL MANANTIAL DEL AMOR DE DIOS PUEDE CONVERTISRSE EN UN MANANTIAL DE AGUA VIVA.

DEJATE AMAR POR EL SEÑOR QUE LO DEMAS VENDRÁ POR AÑADIDURA.AMEN, AMEN