lunes, 28 de abril de 2008

ENVIADOS A MISIONAR




LOS DISCÍPULOS

“Después el Señor designó a otros setenta y dos y los
envió por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y
lugares adonde él pensaba ir. Y les dio estas instrucciones:
- La cosecha es abundante, pero los obreros pocos.
Rueguen, pues, al dueño que envíe obreros a su cosecha.
- ¡Pónganse en camino! Sepan que los envío como corderos
en medio de lobos. No lleven bolsa, ni morral ni
sandalias, ni saluden a nadie por el camino. Cuando entren
en una casa, digan primero: Paz a esta casa. Si hay
allí gente de paz recaerá sobre ellos; si no, regresará a
ustedes. Quédense en esa casa, y coman y beban de lo
que tengan, porque el obrero tiene derecho a su salario.
No anden de casa en casa.
Si al entrar en un pueblo, los reciben bien, coman lo
que les presenten. Sanen a los enfermos que haya en él
y anúncieles: Está llegando a ustedes el Reino de Dios.
Pero si entran en un pueblo y no los reciben bien, salgan
a la plaza y digan: Hasta el polvo de su pueblo que
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se nos ha pegado a los pies lo sacudimos sobre ustedes
en señal de protesta. Pero sepan de todas formas que
está llegando el Reino de Dios. Les digo que el día del
juicio será más tolerable para Sodoma que para este
pueblo.
Quien los escucha a ustedes, a mí me escucha; quien
los rechaza a ustedes, a mí me rechaza: y el que me rechaza
a mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10,1-
12.16).

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